“En la bandera de la Libertad bordé el amor más grande de mi vida”
A Federico García Lorca.
Amor mío y de tantos.
Perdónanos.
No. No quieres verla
ni la sangre de Ignacio
sobre la arena
ni el alma de tu Andalucía
hundida en la mierda.
Temprano renunció la madrugada
aquel día que cenizas fuiste.
El alba y la mañana sonrojadas
vertieron rocío sobre tu cuerpo triste.
Granada vio aquel día y muchos luego
los cuerpos de sus hijos destrozados.
Ni la Alhambra y su belleza bastaron
para acallar voces, gritos, llantos.
Casi un siglo ha pasado, Federico,
lustros negros, y no han bastado,
ni para saber en dónde están tus huesos
ni para aprender de los delirios.
Y pasarán eones porque han vuelto,
si es que de esta tierra jamás se fueron,
los asesinos sin alma ni entrañas
que en cunetas enterraron a poetas.
m.