Vinieron de lejos, en otro tiempo,
y quisieron pisarnos el cuello.
Hoy son los de al lado, vecinos,
nos miran a los ojos,
llenos de odio, de desconocimiento.
Acusan, sin saber, de adoctrinamiento
a cuatro docentes que en su confinamiento
corrigen, preparan, combaten aburrimientos.
Y dejan la política a los cuervos.
A esos grandes seres sin tiento.
En su cabeza un cerebro hueco,
contra las paredes del cráneo, el eco.
Alzan la mano y cantan a Helios,
el único que ilumina a poetas y lerdos,
a niños y viejos, gente sin más,
incluso a quien no filtra y por no pensar
demuestra ignorancia gritando hasta ahogar.
Manos en alto contra palos oficiales,
desmedidas caricias hacia no militares.
Gritos sin palabras contra pensamiento libre.
Leyes lanzadas como balas de calibre.
Siglo XXI pero Europa sigue igual,
calla como una puta delante del percal.
A Europa la democracia le asusta más,
que cualquier viaje a lomos de Zeus a ultramar.
Versificación I, 14 de octubre del 2017